En Estados Unidos, más de un centenar de empresas tecnológicas y de defensa realizan pruebas y simulacros para integrarse al ambicioso proyecto de seguridad nacional impulsado por el presidente Donald Trump, conocido como la “Cúpula Dorada”, un sistema de defensa antimisiles inspirado en la Cúpula de Hierro de Israel.
Compañías como Varda Space Industries, Anduril y LeoLabs ya han probado tecnologías de rastreo en el espacio, capaces de seguir la trayectoria de misiles hipersónicos en tiempo real. También grandes firmas como Palantir y SpaceX han sostenido conversaciones con el gobierno para participar en el programa.
El plan, que Trump firmó en enero mediante una orden ejecutiva, busca construir un escudo defensivo terrestre y espacial para proteger a todo el territorio estadounidense. La inversión inicial es de 175 mil millones de dólares, aunque expertos advierten que el costo podría superar el billón y dudan de que sea posible crear una barrera totalmente impenetrable.
De concretarse, la Cúpula Dorada sería uno de los proyectos militares más costosos y ambiciosos en la historia de Estados Unidos, y marcaría el rumbo de las alianzas entre Silicon Valley y la industria militar.
