El cineasta mexicano Guillermo del Toro volvió a pronunciarse con firmeza contra el uso de la inteligencia artificial (IA) en el arte y el cine. Durante la promoción de su esperada interpretación de Frankenstein, el director reafirmó su postura crítica hacia la IA generativa y advirtió sobre sus implicaciones éticas y creativas en la industria audiovisual.

Un Frankenstein hecho a mano
En entrevista con NPR, Del Toro habló sobre su nueva adaptación del clásico de Mary Shelley, destacando el trabajo artesanal que dio vida a la criatura: efectos prácticos, maquillaje y sets construidos a mano.“ Es extremadamente importante para mí mantener viva la realidad del oficio cinematográfico”, señaló. “Quiero escenarios reales, no digitales. No quiero IA ni simulaciones. Quiero artesanía: gente pintando, construyendo, martillando, enyesando. Hay una belleza operática en eso”.

Durante una proyección especial en Nueva York, el pasado 19 de octubre, el director cerró su intervención con una frase que desató aplausos:
“Buenas noches, muchas gracias… y a la chingada la IA”.
Un ángel caído
La nueva versión del mítico monstruo, el Prometeo moderno, producida para Netflix y protagonizada por Oscar Isaac, Jacob Elordi y Mia Goth, se aleja de los estereotipos clásicos.“ Olvídense de los pernos en el cuello y la frente plana”, explicó Del Toro. “Mi criatura nace calva, casi como un diagrama anatómico. Su piel es como mármol o alabastro, como las estatuas de Jesús que veía en Semana Santa”.
El resultado es un monstruo romántico, un “ángel caído” más cercano a Heathcliff que a una figura de terror. “El diseño busca conmover, no asustar”, dice el cineasta. Oscar Isaac, quien interpreta a Victor Frankenstein, compartió escenas físicas con el actor Jacob Elordi bajo el maquillaje, sin recurrir a CGI total. “Quería que sintiera el peso real de la prótesis, el sudor, el olor a látex”, detalló el director tapatío.

El arte, un acto humano
Para el director, la criatura representa la arrogancia humana y el error de quienes crean sin pensar en los efectos de sus inventos. “Mi preocupación no es la inteligencia artificial, sino la estupidez natural”, ironizó. “Eso impulsa muchos de los peores rasgos del mundo”.
Del Toro rechaza la idea de delegar la creatividad a algoritmos. “Depender de una máquina para crear arte sería traicionar los valores que me definen como cineasta: la imaginación humana, la emoción y la imperfección que da vida a las historias”, dijo. Recordó que en otra ocasión respondió a un correo sobre su postura ante la IA con solo dos palabras:
“Prefiero morir”.

Para el director de El laberinto del fauno y Pinocho, el arte generado por inteligencia artificial carece de alma. “El arte es el resultado de la emoción humana proyectada en un medio. Ver ilustraciones generadas por máquinas no me produce nada positivo”, afirmó. Citando a Hayao Miyazaki, añadió que la IA aplicada al arte es “un insulto a la vida misma”.
“La IA, en particular la generativa, no me interesa ni me interesará jamás”, afirmó. “Tengo 61 años y espero seguir desinteresado hasta que muera”. comunicó Del Toro.

Una visión compartida en Hollywood
Del Toro no está solo en su postura. Figuras como Steven Spielberg y Jim Lee, presidente de DC Comics, también han expresado su rechazo a la automatización creativa. “No quiero que la IA tome decisiones creativas que yo no pueda tomar”, dijo Spielberg. Lee, por su parte, aseguró que DC “no apoyará obras generadas por IA”.
En medio del debate sobre los límites éticos y legales de la inteligencia artificial en Hollywood, Guillermo del Toro defiende una visión humanista del arte:
“La creación debe ser un acto de riesgo, empatía y emoción, no una producción sin alma generada por algoritmos”.
Del Toro ha sido una voz influyente dentro de su rama y un total apasionado del arte, la literatura, el dibujo y por supuesto el cine. Su pronunciamiento en pro de la creación humana y una validación fuera de su valor monetario o el tiempo que tarde en lograrse y en contra de la generación sin alma de contenido esclarece el panorama de las artes frente a la creciente invasión de la inteligencia artificial.




