Más de un centenar de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) fueron desplegados en la base de la Guardia Costera de Alameda, en la bahía de San Francisco.
El operativo busca reforzar la presencia federal en la zona y aumentar los controles migratorios en el norte de California.
De forma paralela, en Los Ángeles, un migrante mexicano identificado como Carlitos Ricardo Parias, de 44 años, fue herido por un disparo en el brazo durante una acción del ICE. Las autoridades afirmaron que el hombre intentó escapar y embistió vehículos oficiales, mientras testigos locales denunciaron un uso desproporcionado de la fuerza.
Este caso se suma a una serie de incidentes recientes en operativos migratorios donde se ha cuestionado la actuación de los agentes federales.
Datos oficiales del ICE indican que entre enero y octubre se han reportado 172 enfrentamientos con personas migrantes, frente a 15 registrados en el mismo periodo del año anterior.
El aumento de agentes y el uso recurrente de la fuerza muestran una política migratoria que prioriza el control sobre la dignidad humana. En lugar de soluciones integrales, las redadas refuerzan el miedo y la desconfianza en comunidades que ya viven bajo presión constante.



