En Oaxaca, el cempasúchil se ha convertido en un símbolo central del Día de Muertos. Con su color naranja intenso y su aroma característico, esta flor es utilizada para decorar altares, tumbas y recorridos que guían a las almas de los difuntos hacia sus hogares.
Su nombre proviene del náhuatl “cempohuaxochitl”, que significa “veinte flores”, y representa la vida, la muerte y la continuidad de la memoria de quienes ya partieron. Además, se cree que su aroma y color ayudan a que los espíritus reconozcan el camino de regreso a sus familias durante esta festividad.
En los mercados de Oaxaca, como el 20 de Noviembre o el de Abasto, miles de flores son vendidas cada año, y su cultivo es parte de la identidad cultural del estado. Productores locales señalan que esta flor no solo es símbolo de tradición, sino también un motor económico que sostiene a numerosas familias durante la temporada de Día de Muertos.
El cempasúchil, más que una flor, es un puente entre el mundo de los vivos y los muertos, y un elemento esencial para mantener vivas las tradiciones y la memoria de Oaxaca.
Cempasúchil, la flor que ilumina altares y caminos en Oaxaca


